SANTO DOMINGO. – Antes de convertirse en una superestrella de las Grandes Ligas, antes de los 696 jonrones, los millones de dólares y las luces de Nueva York, Alex Rodríguez fue un niño criado por una madre soltera que no conocía de contratos, pero sí de coraje.
Con apenas diez años, Alex vivió el abandono de su padre, un episodio que marcaría su vida y lo convertiría en algo más que un pelotero: en un hijo agradecido.
Durante una reciente entrevista en el programa Emprendedores, conducido por el ministro de Turismo, David Collado, Alex dijo que su madre, Lourdes Navarro, fue desde entonces su guía, su apoyo incondicional y, en palabras del propio exjugador, “una guerrera”.
Mientras trabajaba como secretaria de día y mesera de noche, Lourdes crió sola a Álex y al resto de sus hijos. Desde joven, Alex mostraba un talento extraordinario para el béisbol.
Y fue esa misma madre la que, años después, se sentó frente a los ejecutivos de los Marineros de Seattle y negoció el primer contrato profesional de su hijo.
Corría el año 1993. Alex era una joven promesa del campocorto. Seattle ofreció un millón de dólares. Lourdes pidió un millón y medio. Cuando los ejecutivos se negaron, ella simplemente se levantó de la mesa y se fue. Horas más tarde, el teléfono sonó: ofrecían 1.3 millones. Aceptó.
“Mi mamá fue quien negoció ese contrato. En un momento en que no teníamos nada, ella se atrevió a rechazar un millón, porque sabía lo que valía su hijo. Es una guerrera”, recordó A-Rod.