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Luis Polonia en La Casa de Alofoke 2: cuando el riesgo mediático empieza a volverse en contra

Luis Polonia en La Casa de Alofoke 2: cuando el riesgo mediático empieza a volverse en contra

POR RAFAEL ALMÁNZAR / ESPECIAL PARA EL NUEVO DIARIO

SANTO DOMINGO.- La presencia de Luis Polonia en la segunda temporada de La Casa de Alofoke fue, desde el primer día, un golpe interesante para el reality. No es lo mismo sentar en una mesa a un exponente urbano que a un pelotero histórico con décadas de credibilidad en el deporte.

Polonia llegó como un “factor diferenciar”: una figura que aporta legitimidad, memoria, trayectoria y un perfil que conecta con un público que el programa habitualmente no alcanza. En términos de casting, su incorporación era oro: una apuesta a cruzar audiencias y elevar el discurso del show más allá del conflicto técnico y el morbo viral.

Pero el problema no es su entrada, sino lo que está dejando allí adentro. Hasta ahora, su desempeño no ha construido narrativa de peso ni ha generado contenido que lo dignifique dentro del formato. Su participación se ha diluido en escenas personales, apariciones puntuales y episodios blandos que lo colocan más como un elemento ornamental que como un actor determinante. Eso sería inofensivo si se tratara de un artista urbano promedio; pero cuando la figura en juego es una leyenda deportiva, el costo reputacional es distinto.

La TV de reality no perdona neutralidad: el que no se impone en contenido termina siendo absorbido por la frivolidad del entorno, y cuando el entorno es más fuerte que la figura, la figura pierde altura.

Polonia no está siendo destruido por terceros ni por narrativas de conflicto: se está desgastando por ausencia de propósito dentro del juego. Un ícono del deporte que entra a un reality tiene dos caminos: elevar el formato o permitir que el formato lo consuma.

De momento, está transitando el segundo. Y en una era donde la percepción pública se construye a clips de 30 segundos, permanecer sin peso narrativo es peor que equivocarse: te vuelve prescindible.

La entrada de Polonia fue estratégica; lo que definirá si fue una jugada inteligente o un error histórico será su capacidad —o no— de tomar control de su relato antes de que el reality lo termine de narrar por él.