Renunciar: Abandonar voluntariamente una cosa.
Te invito hoy a darle gracias a Dios por lo que quedó atrás; por lo que tienes hoy, por lo que eres hoy y por lo que traerá el mañana.
Muchos te preguntarán: ¿Es verdad que renunciaste?
Arriesgarse al cambio es lo más difícil, pero aferrarse al dolor y a la angustia; al menosprecio y al rechazo es morir en vida.
Esperar que todo saldrá bien es como guiar sin GPS a un lugar que desconoces, quizás te retrases en el trayecto, quizás deberás detenerte a preguntar, pero te aseguro que llegarás.
Y es que no es solo renunciar a lo que te hace mal, más bien es comenzar de nuevo sin miedo a fracasar, sin miedo a que las puertas no se abrirán.
¡La voluntad de Dios no te llevará nunca donde su gracia no te pueda sostener!
“Bástate mi gracia ” 2 Corintios 12:9.